El uso del “Backfire” en la comunicación política: una herramienta efectiva pero peligrosa

La comunicación política se ha vuelto cada vez más compleja y sofisticada, y una de las estrategias que ha ganado terreno en las últimas décadas es el llamado efecto “Backfire”. Esta técnica se refiere a la utilización de reacciones adversas del público objetivo ante un mensaje o acción para reforzar la posición del emisor, o al contrario, utilizar una situación o evento específico del oponente para incentivar al receptor a adoptar una posición contraria y más extrema. Dicho de otro modo, si por ejemplo un político sale en televisión o da declaraciones a favor de la legalización de la mariguana, y posteriormente habla en contra de la legalización, esta contradicción genera un efecto boomerang donde su narrativa argumentativa se le vuelve en contra y ese fuego cruzado provoca desconfianza sobre su persona.

En el contexto de las campañas políticas, el backfire puede ser una herramienta muy efectiva para movilizar a la base de apoyo y generar un efecto de polarización en el electorado. No obstante, en los últimos años esta técnica ha sido mayoritariamente utilizada en campañas de contraste, conocidas comúnmente como campañas negativas, donde el candidato o equipo de campaña que decide utilizar esta técnica busca desacreditar al oponente utilizando su propia imagen. En este sentido, se busca recordar una acción, omisión o evento que empleó o realizó el adversario, que no ha sido materializada, concluida o que pueda ser rebatida para exponerlo y usarla en su contra. Este tipo de contenido difundido por diversos medios y canales busca desacreditar al oponente utilizando su propia imagen.

A lo largo de los años, la técnica de Backfire ha sido empleada en campañas de todo el mundo. Uno de los spots más representativos del backfire es la campaña presidencial entre Michael Dukakis y George Bush en 1988. En este caso, se utilizó la famosa imagen de Michael Dukakis sobre un tanque de guerra. La imagen de Dukakis en el tanque de guerra se produjo en un contexto político en el que la defensa nacional era una preocupación clave para muchos votantes. En particular, la Guerra Fría estaba llegando a su fin y la amenaza de un conflicto con la Unión Soviética parecía estar disminuyendo. Sin embargo, algunos votantes todavía estaban preocupados por la seguridad nacional y la imagen de Dukakis en el tanque de guerra se prestó a la interpretación de que no estaba preparado para lidiar con los desafíos de la defensa nacional de los Estados Unidos. Bush usó esa imagen en un anuncio que lo describía como blando en defensa ridiculizando a su adversario, suceso que ayudó a que ganara la carrera presidencial.

Muchas campañas electorales electorales utilizan spots atacando abiertamente a sus oponentes y en muchos casos funciona. Existen varios ejemplos de Trump vs. Biden: “In His Own Words”, “Takeover” entre otros, lanzados directamente por la campaña de Trump hace dos años, donde las imágenes y audios de la voz de Biden son utilizados en los spots para hacer énfasis en la contradicción del mensaje.

La técnica del backfire podría ser utilizada en comunicación política como herramienta muy efectiva para movilizar a la base de apoyo y reforzar la posición de un candidato o mensaje político. Sin embargo, a lo largo de los años ha sido utilizada de forma peligrosa y se ha convertido en una estrategia de polarización que divide aún más a la sociedad y el electorado. Como siempre, lo ideal sería evaluar cuidadosamente las consecuencias a largo plazo de cualquier estrategia de comunicación antes de decidir implementarla.

Además, la técnica del backfire nos deja una segunda lección a los equipos de campaña: ser más cuidadosos al elegir las imágenes que se utilizan en mensajes y anuncios, y la importancia de controlar la narrativa mediática en una campaña electoral. Una imagen o un mensaje equivocado pueden tener consecuencias devastadoras para la campaña de un candidato. Por lo tanto, es esencial que los equipos de comunicación se tomen el tiempo necesario para investigar y planificar cuidadosamente cualquier estrategia de comunicación antes de ponerla en práctica.

Artículo inspirado en el documental corto “Backfire: How to distroy a presidential candidate” dirigido por Jason Reid; en el artículo “La técnica del backfire en las elecciones autónomas de Madrid de 2021 de Unidas Podemos a Vox” de Pedro Portas-Breda y en mi experiencia personal.

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