¿En qué contexto político y social se dio el reciente proceso electoral de Ecuador, donde se llevó a cabo el Referéndum 2023, y elecciones locales en alcaldías y prefecturas?
El reciente proceso electoral que se llevó a cabo en Ecuador el pasado 5 de febrero, estuvo enmarcado dentro de un contexto político de alta polarización social y descontento hacia el gobierno del presidente Guillermo Lasso, quien ronda en el 80% de imagen negativa. El contexto social estuvo definido por altos índices de violencia producto de la inseguridad que vive el país. Altos índices de sicariatos vinculados al narcotráfico, el asesinato de varios candidatos en todo el Ecuador, mucha inseguridad ciudadana y falta de respuestas claras por parte de las autoridades, quienes se pasaban las responsabilidades entre ellos, pero ninguno daba soluciones o acciones concisas para terminar con la inseguridad en el país.
La falta de respuestas ante tantos hechos de inseguridad, generó un hastío generalizado en la población, quienes en las urnas demostraron que anhelaban y necesitaban un cambio.
¿En qué consistía el Referéndum Nacional y cómo consideras que se llevó a cabo este ejercicio?
El ejercicio en términos de participación ciudadana fue muy bueno, concurrió a votar casi un 80% de la población. El Referéndum Nacional consistía en 8 preguntas de las cuales la más importante era la de reducir en número de asambleístas y permitir la extradición de ecuatorianos que hayan cometido delitos relacionados con el crimen organizado transnacional.
La campaña del SI fue muy mala, no hubo una labor pedagógica para explicar qué es lo que se estaba votando y en qué beneficiaba o perjudicaba a la población. La campaña se llevó a cabo el domingo 5 de febrero y el presidente Guillermo Lasso salió a hablar el lunes 6 de febrero por la noche reconociendo la victoria del NO. Sale a dar declaraciones tardíamente llamando a un gran acuerdo nacional cuando se ha peleado con todos los sectores políticos y sociales del Ecuador. Cuando un gobierno encabeza una consulta popular la derrota simboliza un mensaje hacia el presidente de que la ciudadanía no está conforme con la gestión. Operativamente la consulta fue realizada en un pésimo “timing”, no se consensuaron las preguntas con la población y mucha gente se enteró el mismo día de las elecciones que también existía una consulta popular, demostrando la falta de comunicación por parte del SI.
¿Crees que el rechazo ciudadano hacia el Gobierno de Lasso, que en gran medida ha sido una administración que ha gobernado en condiciones adversas de gobernabilidad, fue la causa principal para la oleada Correísta que ganó las elecciones?
La narrativa de la campaña del correísmo fue “con Correa estábamos mejor”. Esta narrativa cala profundo en la mente del ciudadano, porque el gobierno de Lasso es uno de los peores valorados en la historia reciente del Ecuador. A la difícil situación económica, se le suma el problema de la inseguridad y de los sicariatos producto de la pelea entre bandas por el control del territorio narco. No es un dato menor que en estas últimas elecciones hayan matado a 5 candidatos políticos, esto demuestra los altos índices de violencia que existen hoy en el país.
Desde su génesis, el gobierno del presidente Lasso fue un gobierno fallido, traicionando a la alianza política que lo ayudó a llegar a Carondelet. Su slogan era “el Gobierno del encuentro”, pero lo único que supo encontrar fueron desacuerdos políticos y problemas de toda índole. Todos estos procesos que no supo enfrentar y que lapidaron la imagen del presidente y de su gobierno, lo capitalizó el correísmo con una lógica discursiva de que “cuando ellos gobernaban el país funcionaba”. En esa disyuntiva, la ciudadanía tuvo que elegir en las últimas elecciones, y la opción por volver a los tiempos “mejores” de Correa primó. Entonces a la pregunta inicial, la respuesta concreta es SI. El rechazo al gobierno, por errores propios, fue caldo de cultivo para que el correísmo ganara en varias provincias y en las dos ciudades más importantes del país.
Hablemos sobre las encuestas y sus desaciertos. Nadie previó un escenario contundente de victoria del Correismo en Ecuador. ¿Cuál es tu lectura al respecto?
Echarles la culpa a las encuestas es un espacio común que no siempre es acertado. El voto es un factor muy difícil de medir por la complejidad del mismo. En las tipologías, por ejemplo, podemos encontrar un voto difícil de medir que es el que se toma a última hora o el voto “vergüenza” donde el ciudadano no acepta que vota por tal candidato. Creo que en Ecuador se conjugaron varios factores: primero el voto bronca o castigo hacia la gestión del presidente Lasso, segundo y no menos importante, se aplicó la lógica del voto útil ¿Quién verdaderamente puede hacer algo para que Lasso se vaya? Y la respuesta rápida es Correa. Tercero, el factor de no expresar que voto por Correa, por todos sus puntos negativos, pero elijo votarlo porque es la persona que puede lograr que estemos mejor como ecuatorianos y ecuatorianas.
Los que si fallaron estrepitosamente y es una práctica que hay que evaluar fueron los “exit poll” o los llamados “boca de urna”. Primer error dar por ganador al SI en la consulta popular y segundo error dar por perdedor al correísmo. Lo más grave fueron los analistas y los políticos que hacían conjeturas y se daban por ganadores sin tener datos oficiales. Esta práctica deslegitima el proceso y hay que evaluarla para las próximas elecciones del 2025.
Si Lasso ya tenía un bajo capital político e inmensas dificultades políticas para gobernar, ¿Qué se podría esperar ahora para el gobierno Nacional, tras la derrota de sus candidatos en las urnas?
El panorama político para el gobierno de Guillermo Lasso es muy complicado. Varios asambleístas, post resultados del domingo, salieron a pedirle al presidente que decrete la muerte cruzada y le de gobernabilidad al país. La muerte cruzada, según el artículo 148 de la Constitución, le otorga la facultad al ejecutivo de disolver la Asamblea Nacional por una sola vez dentro de los tres primeros años de su mandato. Luego de siete días de que lo haya expedido, el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe convocar a elecciones legislativas y presidenciales. Mientras no haya Asamblea Nacional, el presidente podrá por medio de un dictamen favorable de la Corte Constitucional, expedir “decretos-leyes de urgencia económica”.
Al no tener capital político, los consensos que puede llevar a cabo el gobierno de Lasso son cada vez más complejos. Deberá encausar en soledad el rumbo económico del país y tomar medidas inmediatas y concretas contra la inseguridad si quiere terminar su mandato en el 2025.
¿Qué opinión tienes sobre el desempeño general de las campañas?, ¿Cuáles son las áreas de oportunidad para quienes contendieron en este proceso?
El proceso electoral del 5 de febrero en Ecuador, fue un proceso chato y de bajo presupuesto. No predominó la creatividad ni la innovación como baluartes para sobresalir y llamar la atención del electorado. Fueron campañas muy territoriales, con recorridos y buscar el voto puerta a puerta. Se empleó campaña negativa para deslegitimar a los contrincantes y los debates, debido a sus formatos, tendieron a ser muy poco atractivos.
En cuanto a las áreas de oportunidades, podemos destacar el rol de las encuestas. Considero que han fallado mucho y también han sido mal utilizadas para desinformar a la ciudadanía. Allí es dónde debemos prestar mayor foco de atención y obtener mayor data e información fidedigna para poder realizar una buena estrategia de campaña.
¿Los resultados de estas elecciones podrían sentar el precedente de un regreso fuerte del Correísmo en miras de próximos procesos electorales?
Si nos basamos en los resultados recientes la respuesta concreta es sí. Sin embargo, en dos años puede pasar absolutamente de todo. Una campaña presidencial, a su vez, en relación al voto ciudadano, es un voto más pensado e informado. Cabe destacar que el hecho de que el domingo haya ganado el correísmo, no significa que en el 2025 repita victoria. Pero, si tienen una buena gestión en estos dos años en las dos ciudades más importantes como son Guayaquil y Quito, van a tener más chances de volver a Carondelet dentro de dos años.
