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Boric: Rompiendo el molde de la política tradicional

Twitter: @gabrielboric

El presidente chileno Gabriel Boric ha roto muchos moldes de la política tradicional. Y es que hay algo que debemos tener claro en estos tiempos: vivimos en constante transformación. Esto implica que la política sea flexible, abierta y adaptable a las nuevas necesidades y realidades sociales. Pensar hoy en día en ideologías inflexibles o modelos rígidos de pensamiento, implica encasillar a la política en paradigmas del pasado que no tienen ninguna posibilidad de prosperar en las sociedades actuales que demandan cambio, soluciones inmediatas y liderazgos genuinos y capaces de hacer frente a los retos complejos que enfrentan hoy los gobiernos Latinoamericanos.

Por eso, pensar que en la actualidad los discursos y las formas de la política de la “vieja escuela” seguirán funcionando y teniendo impacto, resulta ingenuo. Las sociedades están en constante cambio. Es por ello que distintos personajes de la política que han roto los moldes tradicionales, han sido disruptivos y han captado el reflector internacional en distintas ocasiones: los Obama, Macron, Trump, Boris Jhonson, Bolsonaro, Bukele, López Obrador y de manera más reciente el presidente chileno Gabriel Boric.

En el caso de Boric, existen algunos factores que lo diferencian de otros políticos y presidentes de la región, como su aspecto desenfadado y casual (que conecta con el ciudadano común), su juventud (36 años, el Presidente más joven de Chile), su apertura para discutir temas sensibles como su salud mental o sus claras posturas apoyando abiertamente causas como el feminismo y la presentación de un gabinete que supera los criterios de paridad (más mujeres que hombres). Boric comprende la relevancia de ser congruente con su discurso y ha procurado ser un líder que da sentido y coherencia a lo que hace.

Twitter: @gabrielboric

Por otro lado, es importante comprender que la política en la actualidad debería fundarse en causas ciudadanas, girar en torno a las personas y no al político. Y esto es algo que Boric ha sabido aterrizar muy bien. El no fundamenta su proyecto político en una “ideología de izquierda”, sino en causas ciudadanas concretas: agenda de mujeres, diversidad cultural, cuidado medioambiental, derechos humanos y, además, ha mostrado una gran disposición y apertura al diálogo y al consenso político.

Existen otros personajes políticos como Bolsonaro o Trump, que han distorsionado el espíritu de ciertas causas sociales, tergiversándolas con fines populistas o electorales y atentando a su vez, contra garantías y derechos humanos, como la propuesta del muro con México o las polémicas posturas misóginas y discriminatorias de ambos mandatarios. Sin duda eso también los ha posicionado en el reflector internacional, pero afectando bastante su imagen como líderes sociales plurales y democráticos.

En este sentido, sería importante señalar que, ante el debilitamiento de las democracias en América Latina, es fundamental que, por ningún motivo, los nuevos liderazgos políticos promuevan prácticas ni discursos populistas, demagogos o autoritarios.

Por ello, Boric rompe también el molde de los liderazgos de izquierda en la región, a los cuales se les vincula con la agudización de la pobreza y la proliferación de los regímenes populistas. Boric no es un líder mesiánico, es un líder que ha mostrado tener los pies sobre la tierra y un amplio entendimiento de los retos que enfrenta su país: la inflación, los estragos de la pandemia, la volatilidad social, el reto de conformar una nueva Constitución, los problemas migratorios, la desigualdad.

De cierta manera Boric representa la idea de que es posible transformar el fondo y la forma de hacer política. Rompe con las viejas formas: la polarización, la confrontación, el engaño, la corrupción, los populismos, las malas prácticas. De entrada, abandera los valores de un líder que comprende a una sociedad convulsa y en contante transformación. En estos momentos los chilenos dieron su voto de confianza a un joven que representa un cambio de paradigma, una nueva forma de hacer política. En los próximos meses veremos con resultados, si su liderazgo realmente estuvo a la altura de las circunstancias.

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