El rol de la “política experiencial” como estrategia política

Cortesía Flickr.

Imagina recibir una invitación inesperada del alcalde de tu ciudad. Al abrir el correo electrónico te intriga encontrar una invitación a una sesión en línea diferente a cualquier otra. El alcalde, conocido por su enfoque innovador en la gobernanza, revela que esta sesión será un juego de rol inmersivo donde los participantes se pondrán en la piel de concejales del ayuntamiento. Con la curiosidad despierta, aceptas la invitación sin estar seguro de qué esperar pero ansioso por embarcarte en esta aventura única.

A medida que se acerca la hora designada, inicias sesión en la plataforma virtual recibiendo una recreación digital de la sala del ayuntamiento. A tu alrededor, se encuentran otros residentes cada uno asumiendo el papel de un concejal. El alcalde toma la palabra y les da la bienvenida. En este escenario, no eres solo un observador pasivo sino un participante activo encargado de tomar decisiones que darán forma al futuro de tu comunidad. Imagínalo porque a través de esta experiencia inmersiva, estás a punto de descubrir de primera mano el poder transformador de la política experiencial en la redefinición del compromiso cívico y el discurso político.

En la era de la Inteligencia Artificial y el creciente uso de la tecnología en las campañas políticas, la Política Experiencial emerge como un enfoque dinámico que busca involucrar a los votantes mediante experiencias inmersivas y memorables. Al igual que el aprendizaje experiencial que fomenta el desarrollo de habilidades a través de la experimentación, esta metodología ha probado su efectividad en diversos campos, como la educación y el marketing. Integrar esta filosofía a la política y las campañas electorales puede representar una estrategia innovadora y poderosa para conectar con los votantes a un nivel más profundo. Se trata de crear experiencias significativas que permitan a los votantes interactuar con los candidatos y sus propuestas de manera más cercana y personalizada.

En los últimos años, la Política Experiencial ha surgido como una respuesta a los desafíos de los métodos tradicionales de comunicación política que luchan por cautivar y conectar con audiencias cada vez más escépticas. Al ofrecer experiencias emocionales directas a los votantes, busca romper el ruido de la política tradicional y establecer conexiones genuinas entre candidatos y electores. El uso del gaming y la realidad aumentada en campañas políticas, ejemplifica este enfoque al cautivar y educar a las audiencias de manera innovadora. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, experimentaron con experiencias inmersivas, tales como eventos de campaña de realidad virtual (VR) o mítines interactivos en línea, empleando ampliamente plataformas digitales para involucrar a los votantes, mientras que en Europa, en las elecciones al Parlamento Europeo en 2024,  se observó un aumento en el uso de tecnologías digitales para fomentar la participación en eventos políticos. Esta tendencia indica un cambio hacia el aprovechamiento de la tecnología y la Política Experiencial para involucrar a los votantes.

Esta herramienta ofrece varios beneficios, incluida una mayor participación de los votantes, conexiones emocionales más fuertes con los candidatos y el potencial para llegar a nuevas y diversas audiencias. Al proporcionar a los votantes experiencias inmersivas, los candidatos pueden superar el desorden de los mensajes políticos tradicionales y forjar conexiones auténticas que resuenen a nivel personal. Esto no solo aumenta la participación electoral, sino que también fomenta un sentido más profundo de confianza y lealtad hacia los candidatos políticos y sus plataformas.

Mirando hacia adelante, el futuro de la política experiencial es prometedor. Con el continuo avance y evolución de la tecnología, se vislumbran aún más experiencias innovadoras e interactivas que desafiarán los límites de la comunicación política convencional. Desde debates en realidad virtual hasta eventos de narrativa inmersiva, las oportunidades son ilimitadas. Además, conforme las expectativas de los votantes evolucionen, los candidatos deberán adaptarse y adoptar la política experiencial para mantener su relevancia y competitividad en un mundo cada vez más digital e interconectado.

A pesar de no ser un concepto muy utilizado en la comunicación política, la Política Experiencial representa una poderosa respuesta a los desafíos actuales de comunicación política. Su capacidad para generar conexiones auténticas y emocionales entre candidatos y votantes abre nuevas vías para la participación electoral y el compromiso cívico. Aunque enfrenta obstáculos como el costo y la resistencia al cambio, su potencial para transformar la manera en que se desarrollan las campañas electorales es innegable. Con el avance tecnológico continuo, se espera que las experiencias políticas inmersivas evolucionen aún más, prometiendo un futuro emocionante y lleno de oportunidades para la conexión y la participación ciudadana.

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