A prácticamente 3 meses y medio del día de la elección Constitucional para la presidencia de México, se prefiguran diversos escenarios acerca del resultado que se dará a conocer la noche del 2 de junio, que no sólo va a revelar el nombre de la primera Presidenta de la República en nuestra historia, sino a determinar si en esta disputa el Congreso se volverá el contrapeso necesario al poder Ejecutivo, o si por el contrario los mexicanos decidimos votar por el control político total en manos de un solo frente.
La guerra electoral, aún en el llamado periodo intercampañas, se intensifica y proyecta ser una lucha descarnada, como son de hecho todas las disputas por el poder.
Uno de los campos de confrontación que ha sido totalmente dominado por “la candidata oficial” es el de la difusión de encuestas de intención de voto, con una brecha demasiado desventajosa para la “retadora”, pese a algunos reportes que tratan de proyectar una lucha más competida.
Si nos atenemos a lo que difunden agencias dedicadas a seleccionar estudios “más o menos serios”, el promedio de ventaja de la candidata de morena está entre los 25 y los 30 puntos porcentuales, lo que parece muy poco probable de remontar por Gálvez, aunque bien se dice que en materia de opinión pública nada es irreversible.
El tracking que representa todo lo publicado establece en este momento, que el escenario rumbo a la elección del 2 de junio se presenta muy favorable a que Morena retenga la presidencia. Sin embargo, es muy poco probable que sostenga esa enorme ventaja y por el contrario, lo esperado es que la brecha se acorte.
Gabriel González Molina afirma que existe una suerte de cuasi empate entre los leales vs los opositores al régimen o, más concretamente a AMLO. En consecuencia, en un contexto de alta participación electoral y voto de castigo, es posible que el cierre llegue al empate o la reversión.
Caso contrario ocurriría si la abstención electoral es muy alta, lo que siempre beneficia a los que hacen gobierno.
En resumen, los escenarios proyectados con datos actuales vs los pronósticos de una activación electoral alta, serían:
LÓGICO POSIBLE: ganaría la presidencia Claudia Sheinbaum por un margen de dos dígitos.
OPTIMISTA 1 (para la oposición): que la polarización divida al electorado entre leales y anti-Morenistas, así como sea muy concurrida la elección, acortando la brecha y haciendo posible una reversión de las tendencias favoreciendo el triunfo opositor. La asistencia tan relevante a la marcha del 18 de febrero, debe ser alentadora para que la oposición se dedique a trabajar más y mejor en la movilización ciudadana del 2 de junio.
OPTIMISTA 2 (para Morena): que el desinterés ciudadano en la elección devenga en una muy alta abstención, que combinada por la caída mayor de XG, genere un “tsunami” guinda que arrase con gubernaturas y Congreso a favor del partido en el poder.
CATASTRÓFICO: para Morena el optimista de la oposición y viceversa para el frente opositor.
El otro campo de batalla, todavía poco visualizado, es el de la disputa por el Congreso. Esa es la guerra indispensable para asegurar la prevalencia de la democracia en las decisiones de alto interés para los mexicanos.
Ahí es donde la oposición puede/debe aplicar todos sus esfuerzos a fin de cerrarle el paso al gobierno de un solo partido, que imponga por la fuerza de la mayoría las decisiones que afecten la vida de todos, ante una debilidad extrema de las minorías.
Se ha observado en muchos procesos electorales, que el electorado divide su voto y otorga su confianza alternativamente a los partidos en contienda: voto en un sentido a los cargos del Ejecutivo, en otro para el Congreso federal, en uno más para los Ayuntamientos y en otro para los Congresos estatales.
No poner todos los huevos en una canasta, sino dividir la fuerza institucional, ha sido y es de la mayor importancia para darle auténtico sello democrático a los poderes de la Unión.
Ojalá la oposición se aplique a seleccionar, desde lo local, a candidatos atractivos para el Senado y el Congreso, a fin de acotar democráticamente al Ejecutivo.
La movilización del 18 de febrero puede ser el punto de partida para empezar a impulsar un repunte de la oposición, si realmente tiene la voluntad de ir a las elecciones con candidatos de perfil genuinamente ciudadano.
Por desgracia, las primeras señales en el burdo reparto de “pluris” entre la nomenklatura desgastada, apunta al reciclado de la partidocracia y dejar a la “sociedad civil” ausente.
Creo que la “guerra sucia”. Para López y que se ha dado en estos días, pudiera ser determinante para los cambios de opinión de la gente y la tendencia de inclinar la preferencia hacia XG
La dinámica del país apunta a una división de dos frentes opositores y morenistas estos últimos priistas y demás corrientes sin una definición de doctrina o de principios de la 4t, desde mi punto de vista se vuelve un ejercicio pragmático.
Me pregunto dónde están los perfiles que por tantos años lucharon dieron la cara por la gran victoria ? Simplemente no representan garantía de triunfo sin duda la base de morena está en lla sociedad menos favorecida, perfiles políticos sin recursos económicos y sin preparacion para contiendas políticas e ahí la respuesta al porqué de tantos priistas, panistas etc que ahora son figuras de Morena aquí es ganar como sea.
Lo más sano para el país es lograr equilibrio en el congreso para que la toma de decisiones no sea monárquico, y el país no obedezca más que al desarrollo de los menos favorecidos pero con el menor riesgo para el desarrollo de las clases medias que han sufrido estos últimos años.
Muy buen análisis del momento electoral y de los escenarios posibles al día de la elección, como en los clásicos, todo puede suceder.
Excelente análisis!!