La casa gris, el tropiezo de AMLO

Cortesía, Flickr.

La caída libre del Presidente de México aún no se detiene. A finales de febrero su aprobación cayó al 59% y su desaprobación subió al 40%. Éste ha sido uno de los desplomes más importantes que ha tenido López Obrador desde el inicio de su gestión. Y en realidad son diversos los factores que han incidido en su pérdida de popularidad, de acuerdo a diversos sondeos algunos de ellos tienen que ver con la inflación y la situación económica de las familias del país, con la crisis de inseguridad que se vive en diversos estados de la República y por supuesto, algunos factores coyunturales como el conflicto de interés de la casa gris y la confrontación con el periodista Loret de Mola.

La aprobación del Presidente no había estado tan comprometida como lo está ahora, y aún así, su estrategia es la misma: distraer y polarizar para tratar de ganar tiempo. Llevar a la agenda pública asuntos como la suspensión de relaciones con España, confrontar con Panamá por su cuestionada propuesta de embajador, exhibir los ingresos de Loret y seguir el tema con la solicitud de información al INAI, no reflejan más que su intento por seguir evitando hablar de lo evidente: un conflicto de interés que pone en tela de juicio la principal causa que abandera el Presidente, el combate a la corrupción.

CASO PÍO LÓPEZ OBRADOR

Cuando un discurso pierde congruencia, también pierde credibilidad y afecta la confianza. Y en esta ocasión hubo varios factores que jugaron en contra del Presidente: evitar el tema, posteriormente tratar de minimizarlo, enojarse y tomarlo personal. Un caso muy distinto fue el trato que el Presidente dio al video exhibido de su hermano, Pío López Obrador, recibiendo un sobre lleno de dinero en el marco del proceso electoral del 2015: el Presidente fijó una postura muy clara que le permitió contener la crisis casi de inmediato argumentando lo siguiente: “Yo no protejo a nadie, yo llegué aquí para encabezar una transformación, hacerla con todo el pueblo. Por eso me dieron su confianza millones de mexicanos y no los voy a traicionar. Si mi hermano es responsable, que sea castigado”.

Declaración Andrés Manuel López Obrador en el caso de su hermano, Pío López Obrador.

Pero en esta ocasión, le tocaron fibras más sensibles, a un familiar más cercano, su hijo. Y si hay algo que la disciplina de manejo de crisis deja muy claro para proteger el prestigio es que es muy importante salir a dar la cara rápido, de manera transparente, clara y siempre cuidando los intereses públicos, en este caso, justificando con argumentos y elementos que demuestren que no hubo conflicto de interés.

Sin embargo, aplicar las técnicas de siempre resultó contraproducente porque cruzó una línea de la que no hay vuelta atrás. El presidente pasó de ser una víctima a ser el victimario. Pasó de ser un aliado de la lucha contra la corrupción a ser parte de ese sistema corrompido que persigue y rechaza la crítica, se volvió el villano en su propio cuento.

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