“Los líderes que prometen sangre, sudor y lágrimas siempre consiguen más de sus seguidores que aquellos que les prometen seguridad y buenos momentos”. George Orwell
Un líder es una persona que guía a otros hacia una meta, mostrando el camino y creando un ambiente en el cual los otros miembros del equipo se sientan activamente involucrados en todo el proceso. Un líder no es el jefe del equipo, sino la persona que esta comprometida a llevar adelante un proyecto.
La autoridad de un líder es moral y en función de esto se puede decir que existen diferentes tipos de líderes.
Primero podemos mencionar al líder carismático, que es el que tiene la capacidad de generar entusiasmo. Es elegido líder por su manera de contagiar entusiasmo.
Existen los líderes tradicionales, que heredan el poder por costumbre o por un cargo importante, o que pertenecen a un grupo familiar de élite que ha tenido el poder por generaciones.
Sin embargo, el más destacado es el líder legítimo, que es el que adquiere su posición a través de procedimientos legales. En contra parte existen también líderes ilegítimos que buscan la manera de imponerse.
El liderazgo es el ejercicio de la actividad en un proyecto, de forma eficaz y eficiente, sea éste personal, gerencial, institucional o político.
El liderazgo entraña una distribución desigual del poder. Los miembros del grupo no carecen de poder; sino que dan forma a las actividades del grupo de distintas maneras. Aunque, por regla general, el líder tendrá la última palabra.
Dado que el liderazgo implica una distribución desigual del poder, un líder ilegítimo no es un líder real, puesto que una de las características del liderazgo es precisamente la capacidad de convocar y convencer, así que un liderazgo impuesto no es real.
En México estamos experimentando una carencia de liderazgos. Los pocos que tenemos, parecen más productos efímeros, personajes del momento y no personajes que puedan guiar la ciudadanía a través de un proceso de transformación y cambio verdadero.
En México hemos tenido líderes en todos los ámbitos: político, empresarial, económico, social, etc. Pero desde hace varios años, se ha acentuado un vacío real de liderazgo político. Quizá el último líder destacado, después de Lázaro Cárdenas fue Luis Donaldo Colosio. Una figura indiscutible cuyo discurso conmovía, motivaba y hoy sigue teniendo vigencia absoluta.
“Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.”
Nuestro país tiene una crisis en liderazgo, por lo menos en el ámbito político. Si hiciéramos un ejercicio donde preguntamos a la gente quién es el último líder político que recuerda y respeta, seguramente no obtendremos una clara respuesta.
Sucede que en muchas ocasiones se confunde la exposición mediática con el liderazgo, al igual que se confunde el conocimiento con la aprobación.
Sin duda podemos hablar de líderes mexicanos reales en muchos ámbitos, Carlos Slim en el empresarial, Alejandro González Iñárritu en el cinematográfico. Tal vez Alex Lora fue un líder que representó a toda una subcultura o en su momento, Cantinflas con su proyección internacional fue una figura de liderazgo.
El tema es en el ámbito político. ¿Dónde están los líderes de hoy? Para guiar personas se debe tener claridad de hacia dónde queremos que ir. La pregunta que nos hacemos hoy es ¿a quién debemos seguir? ¿en verdad hay alguien que conozca el camino adecuado?
El presidente de México no comprende la democracia electoral como la entendemos muchos. Para él, la democracia es un ente amorfo que es ‘el pueblo’ y esa es su insignia. Así que, la mera posibilidad de que Morena pierda en próximos comicios, es vista por él como una amenaza a la ‘democracia’.
Es claro que la autoridad de un líder no se forja con descalificaciones e imposiciones que a veces pasan por encima de la ley, eso resta legitimidad.
