El triunfo electoral del Presidente Andrés Manuel López Obrador en el año 2018 trajo consigo la reconfiguración del sistema de partidos políticos en México. Desde entonces, se le ha prestado particular atención al partido oficialista, Movimiento Regeneración Nacional, por sus siglas MORENA.
El pasado mes de julio nos permitió atestiguar aspectos sumamente reveladores con respecto a la conformación al interior del partido político oficialista, uno con una breve pero triunfalista trayectoria.
Los días 30 y 31 de julio, MORENA llevo a cabo un proceso interno con el objetivo de renovar sus órganos directivos. Previo al proceso, varios liderazgos al interior del partido denunciaron anomalías en el mismo señalando el incumplimiento de sus derechos políticos argumentando que dentro del partido se buscaba procurar el que ciertos militantes no solicitarán elecciones primarias y/o garantías en las encuestas.
Los poderes dominantes dentro de MORENA lograron tomar el control del aparato para evitar sorprenderse con escenarios no planeados, esto rumbo a las importantes elecciones a celebrarse en 2023 y 2024. Las elecciones internas del partido iban acompañadas de un grado de simulación.
El escenario fue perfecto para que los espectadores constataran la manera en que el discurso oficialista no logró permear lo suficiente para evitar prácticas ilegales que fueron desde el acarreo y las amenazas hasta la quema de urnas y presunto uso ilegal de programas sociales; lo anterior, fue aprovechado por sus contrincantes para pregonar las frases que perduran entre el sector poblacional que se considera de oposición, frases tales como “son más de lo mismo”.
Si bien lo sucedido puede analizarse desde varias ópticas, como la falta de institucionalización del partido político y/o la conformación de diversos bloques dentro del mismo, se debería retomar un aspecto crucial y fundamental para el debido funcionamiento al interior de los partidos, la democracia interna de los partidos políticos.
Regular en torno a la democracia interna de los partidos políticos es una discusión que suele ser desechada por los mismos partidos, esto ya que impulsar dicha reforma es equivalente a poner en jaque a la oligarquía que rige las decisiones al interior, inclusive, amenazar un cierto orden y poder político establecido. Es una eterna lucha pendiente.
Quienes se denominan como oposición, y señalan las malas prácticas al interior de MORENA, se encuentran en la coyuntura perfecta para demostrarle a la ciudadanía su compromiso con la democracia; también, sería un momento clave al interior de sus partidos para reivindicarse frente a su débil militancia.
El contexto político actual amerita que se retome la discusión sobre la urgente necesidad de mejorar las reglas democráticas al interior de los partidos políticos; las militancias deben fortalecerse y los partidos regularse.
Cuando los partidos políticos gozan de fortaleza, el buscar una regulación al interior de los mismos se convierte en la última de las prioridades. En miras de ordenar a MORENA, los partidos políticos de oposición se encuentran ante la grandiosa oportunidad de demostrarle a la ciudadanía su genuino interés por fortalecer la democracia que pregonan defender.
La historia nos revelara a que intereses responden.