“El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago”.
Dr. House
Supongo que sigue habiendo quien piensa que la necedad tiene premio y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un claro ejemplo de esto. El presidente de México se ha vuelto inmune a toda crítica y sin duda practicará el deslinde como deporte conforme se acerque la elección del 2024. Sabemos que las hostilidades electorales apenas comienzan y que se van a dar con todo.
El PRI está hundido en un hoyo negro. Hoy el tricolor se encuentra dividido y su Presidente nacional solamente hace más profunda la grieta. Viviendo en la indefinición y siendo incapaz de articular un equipo de trabajo, ha propiciado un incremento importante en las diferencias al interior de ese instituto político.
El PRI hace una apuesta riesgosa, pues si bien el escenario para el 2024 se presenta pulverizado con varios posibles candidatos, está olvidando que su partido tiene al menos dos corrientes, una a favor del partido y una que coquetea con la 4T por conveniencia. Esto significa un PRI que habrá de dividirse aún más cuando llegue el momento de elegir a su candidato a la presidencia.
Por su parte Acción Nacional, se siente el gran opositor. Este instituto político parece no querer ver que la unidad no es uno de sus atributos. Según algunos encuestadores el panorama perfila a Morena, partido de AMLO como el vencedor en la contienda de seguir las cosas así.
Sabe que los desatinos de la oposición la han dañado y que no tiene suficiente fuerza para arrebatarle el poder. No debemos olvidar que AMLO pudo recabar más de 30 millones de votos que en el escenario pulverizado que mencionamos arriba fueron más que suficientes para ganar.
En 2018 votó por primera vez una generación que no recordaba el desafuero de AMLO ni los video escándalos. Hubo miles de nuevos electores no sabrán de qué les hablan al mencionar esto.
La elección presidencial del 2024 ya empezó y los votantes estarán pendientes de la confrontación de ideas y argumentos. Decían también los encuestadores que ningún partido opositor por sí solo podría ganar la elección presidencial si no va en alianza, pero si creen que el tema de las alianzas está definido se equivocan. Aquí opera el principio de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo y para muestra un botón, en Durango por ejemplo la alianza es entre el PRI, el PAN y el PRD.
La gestión de Enrique Peña Nieto creó las condiciones para el regreso del discurso de AMLO, cada escándalo de corrupción y cada conflicto que involucró a la Presidencia alimentó sus críticas a la “mafia del poder”. El PRI apuesta a una izquierda dividida suponiendo que AMLO y Morena representen a la izquierda, cosa que resulta una falacia. Para sustentar lo anterior basta con revisar la columna de Pablo Hiriart del 20 de octubre de 2016, en donde compara a AMLO con Donald Trump:
“Cortados ambos por la misma tijera autoritaria y narcisista, sólo creen en la democracia si el triunfo es para ellos. (…)”
Trump dijo en el debate con Hillary Clinton que se reserva el derecho a aceptar el resultado de la elección. ¿Se espera a qué? A saber, si él gana o no. El argumento que usó Donald Trump para descalificar por anticipado la elección presidencial es que los medios de comunicación “son corruptos” porque no están con él y lo han cuestionado.
Nuevamente, en palabras de Hiriart: “Su inmenso ego, tan grande como el de López Obrador, no admite que otra persona gane porque la gente lo prefiere a él. (…)”
Una involuntaria copia de los argumentos de AMLO, y hasta de las palabras que usa Morena, fue cuando Trump dijo que los de arriba se habían puesto de acuerdo para bloquearlo y favorecer a la candidata del sistema.
La democracia está en función del resultado de la voluntad de los votantes. Si ellos no ganan, no sirve esa democracia. Sólo aceptan las reglas si ganan. Y si pierden es culpa de los medios “corruptos” y de los de “arriba” que se pusieron de acuerdo para hacerlos fracasar de manera tramposa. “Trump es un peligro para Estados Unidos, así como López Obrador es un peligro para México. (…)”
El escenario político nacional, nos remite al poema “De algún tiempo a esta parte”, de José Emilio Pacheco. El debate político en la Cámara de Diputados adquiere cada día un tinte telenovelero al más puro estilo del canal de las estrellas. Lamentable sin duda para todos los mexicanos, porque lentamente se disuelven en la lucha por el poder, las ideologías y las convicciones de todos los partidos políticos.
Desde hace algún tiempo, hemos visto alianzas, traiciones y reconciliaciones que se dan en el reacomodo de las fuerzas políticas de cara a la transición del gobierno. El reciente melodrama de la Reforma Eléctrica tuvo capítulos inolvidables, con un final que desearía cualquier telenovela en términos de audiencia y polémica.
A pesar de los dimes y diretes que ha provocado esta situación, ninguno de los partidos ha sido definitivo con respecto a las alianzas electorales para el 2024. Parece que este es un pleito de alcoba, que a final de cuentas no afectará lo planeado para tratar de derrocar a Morena como se pueda.
Lo que son las cosas, el PRD está dispuesto a perdonar al PAN y apoyar al PRI, si mantiene la alianza para las elecciones de 2024 y el PAN está dispuesto a perdonar el calificativo de traidor por lo mismo. Debatimos y nos descalificamos mientras eso no tenga un costo electoral, a la hora de los comicios, nos perdonamos todo con tal de ganarle a Morena. El problema es que parece que no tienen claro el panorama, la izquierda se debilita a partir de la convocatoria de López Obrador para imponer su transformación.
En medio de un ambiente de fracturas y recomposiciones internas, se prepara la batalla de la sucesión presidencial. La clase política en México no escucha, pareciera que sólo obedece a sus propios intereses y no suma fuerzas para solucionar asuntos importantes en la vida nacional. Al final del día, los ciudadanos quedamos como dijo el maestro Pacheco:
“El despertar es el bosque donde se recupera lo perdido y se destruye lo ganado. Y el día futuro, una miseria que te encuentra a solas con tus pobres palabras. Caminas y prosigues y atraviesas tu historia. Mírate extraño y solo, de algún tiempo a esta parte.”